Después de que, debido a la pandemia, en el año 2020 fueran suspendidas en su totalidad las fiestas en honor a la patrona de nuestro pueblo, la Virgen del Castellar, este año Villarrubia de Santiago intenta asomarse a esa pequeña ventana de esperanza, a la que todos empezamos a mirar, aunque con cautela.
Al igual que Valencia con sus Fallas, Villarrubia intenta levantar el ánimo y la ilusión con sus tradicionales fiestas (del 5 al 10 de septiembre), aunque claro está con restricciones necesarias.
Está claro que cada uno de nosotros querríamos retocar el programa de festejos, sobre todo añadiendo unos u otros actos, los cuales con el paso de los años se han convertido en tradición, pero que aún este año han sido restados o reducidos en la celebración.
En conversaciones o redes sociales, he podido comprobar, y todos sabemos, que es muy complicado que de forma unánime todos estemos de acuerdo. A unos nos gusta la música por encima de todo, a otros nos gustan los toros, a otros nos gustan los actos base de estas fiestas, lo religiosos, y como no, a otros nos gustaría que se celebraran todos y cada uno de los actos.
Estas fiestas debemos utilizarlas, no solo como diversión o disfrute, también para levantar ese brío de vuelta a la normalidad, pero principalmente como demostración de civismo, ya que todos querríamos el mismo objetivo, pero todos conocemos las cifras de la COVID que, aun recientemente, nuestro pueblo ha sufrido. En base a ello, debemos tener memoria y pensar que todos creemos que "no nos va a caer la piedra, hasta que cae cerca", por lo que aunque algunos estimemos de bajo riesgo ciertas actividades o que todo lo peor ya ha pasado, aún debemos mantener la precaución y por supuesto el respeto y convivencia, independientemente de nuestros gustos o diferencia de opinión.
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