Al trote fue creciendo la mañana - Así se titula el último libro de poemas de Jesús Pino (Villarrubia de Santiago, 1947) publicado por la Editorial Celya.



El nuevo libro de Jesús Pino ofrece «la naturalidad de la verdadera literatura».

Hacía un par de años que no leíamos nada, desde «El pelele emburrido. Estampas de Villarrubia de Santiago» (Celya, 2019) estudio exhaustivo, prolijo y preciso –como todo lo que imagina Pino– sobre familias y calles de su pueblo natal durante el siglo XVIII.

Cierta es la densidad de Al trote –como todo lo que construye Pino– pero no hay pesadez; su ligereza, aunque parezca una contradicción con la consistencia de su contenido, radica en una magnífica cohesión entre los poemas procurando que el libro fluya vivaz y habitado hacia la conclusión del último texto.

El autor desarrolla, en cada una de las partes que componen la publicación, los vínculos con su pasado infantil, la historia amorosa del primer encuentro convertida en el estrato intenso de la intimidad, el homenaje a la herencia literaria de aquellos poetas que aún son modelos vitales y el recuento, humorístico y algo melancólico, de lo que él ha sido para continuar siendo.


«Al trote fue creciendo la mañana» esperaba en la mesa desde que Jesús lo envió y no hubo inmediatez en su lectura… Habías estado centrada, y algo ausente, en la pintura de otro artista toledano, admirable, y pasó un tiempo hasta responder a la llamada de los poemas. Por fin, hace unos días, celebraste la cercanía al poemario. Y desde sus primeros textos descubriste la lección de cómo escribir poesía que el poeta despliega. Sí, tan riguroso, tan sólido, tan cuidado su proceso, incluso con el más breve verso, que sumergirte en Al trotetrajo la alegría de un hallazgo literario extraordinario frente a alguno de los últimos volúmenes de poemas que has leído, plagado de irrelevancias, con errores básicos en los rudimentos poéticos, latoso con su sentimentalidad sin misterio, olvidable. Por el contrario, este libro ofrece, en su perfección lingüística, en su profundidad reflexiva, en su sensibilidad creadora, la naturalidad de la verdadera literatura, la que nace de la necesidad pero también del conocimiento.





Maria Antonia Ricas
ABC Cultura

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